Conectando Sucesos

Reflexiona sobre la importancia del contraste en la experiencia humana y cómo los momentos difíciles nos permiten valorar con más profundidad los instantes de disfrute. Este texto explora cómo la vida alterna placeres y desafíos para favorecer nuestro crecimiento, desmontando la idea de que la felicidad depende de resultados constantes. Una mirada consciente para comprender el sentido de los llamados “problemas” y su papel en nuestro bienestar.

a green and blue sky with a bright green light in the background
a green and blue sky with a bright green light in the background

Cuando vivimos en automático, experimentamos que la vida nos presenta vivencias agradables o desagradables según sea el caso, y muy difícilmente nos planteamos que precisamente una, debe su existencia a la otra.

No podemos verdaderamente disfrutar de algo, si no hemos experimentado en otro momento una vivencia incómoda de algún tipo.

Creemos ingénuamente que si todo lo que llegara a nuestras vidas fuera agradable y fácil, nos sentiríamos felices y afortunados indefinidamente, y nada más alejado de la realidad. Ésa es nuestra engañosa y desordenada mente, lanzándonos pensamientos esclavizantes que mantengan a nuestra felicidad dependiente de los resultados.

Si bebes una copa de vino de vez en cuando acompañando una rica comida, disfrutarás de ello enormemente. Si bebes tres copas de vino cada vez que te sientas a comer, es probable que el disfrute desaparezca.

El ser humano no está diseñado para gozar y gozar sin contrastes. Si no existe cierta restricción en un momento dado, el disfrute desaparecerá inevitablemente.

Lo que llamamos "problemas", además de ser oportunidades de crecimiento excelentes, son contrastes de sabores ácidos y amargos que nos conceden a posteriori la capacidad de poder saborear con mayor intensidad los dulces regalos de la vida.