Me considero una persona curiosa y enamorada del conocimiento, sobre todo de aquel que puedo llevar a la experiencia y al análisis personal, ya que actualmente estamos viviendo la era de la confusión, con un volumen de información sin precedentes, que en muchos casos es sesgada y en otros tantos, falsa.

Desde jovencita, siempre me sentí atraída por los misterios de la vida así como por temas relacionados con la salud, las emociones y la mente, entre otros., pero todos ellos, desde una visión holística.

Inicialmente me formé en diversas terapias de este tipo, con la intención de dirigir mi propio centro de salud natural, pero en mi pasión por el estudio, continué formándome hasta que me topé con la Kabbalah. (aunque en realidad, dicen que, es ella, la que llama a tu puerta cuando estás preparada para recibirla).

En primer lugar, me formé en el estudio el árbol de la vida, basado en el análisis personalizado de las diferentes estructuras energéticas en nuestra configuración como almas. Ya que para la Cábala, como para otras corrientes espirituales, ésta no es la única vida que venimos a transitar, y con ésta herramienta de análisis, podemos acceder a comprender, a través de las diferentes informaciones que revela, cuáles fueron las tendencias y los desvíos de nuestra alma en vidas anteriores, así como aquéllos ámbitos en los que ésta había disfrutado de más equilibrio.

A través de un estudio profundo, basado en determinados datos de la persona y con la ayuda de la guematría y la numerología, la Cábala tiene la capacidad de llevarnos a una sorprendente comprensión, tanto de nuestro bagaje anterior a esta encarnación, como a capacitarnos de un mayor entendimiento sobre el porqué se nos repiten una y otra vez determinados patrones y vivencias en la vida actual, para de ese modo, acceder a recursos que nos ayuden a afrontarlos de una forma más conciente y productiva.

Si pretendemos saber hacia donde vamos, primero tendremos que entender de donde venimos.

Y quedé tan maravillada de su estudio... que ….¿Qué crees?...

Pues ¡Sí!, ¡acertaste!...;) Continué profundizando. Esta vez, en la Kabbalah hebrea.

Cursé cinco años en la escuela de Mario Sabán, y su estudio, me sumergió en una mayor y profunda comprensión de la naturaleza de la realidad en la que estamos inmersos, de la fractalidad del Origen, que va adoptando la forma del mundo que percibimos, así como al entendimiento, mucho más que teórico, de la Unidad que literalmente formamos todos.

Pero también aprendí que todo aquel estudio, de nada serviría si no era llevado a la práctica de la vida diaria, y conforme lo hacía, iba experimentando cambios en mi perspectiva con respecto a los ámbitos que estaban relacionados con dicha aplicación.

Y no estoy hablando de magia, aunque de algún modo, tu vida va modificándose mágicamente cuando comienzas a comprender los patrones que subyacen a lo visible y empiezas a hacerte cargo de lo que te corresponde. En ese caso, dicho cambio está llamado a manifestarse.

En cuanto al nombre de la página Alma Esenia...

Desde siempre, y sin saber porqué, he sentido una gran afinidad por aquel pueblo ancestral, en lo que concierne a que éstos aseguraban que la relación natural entre los hombres, sin duda era la fraternidad, y de que ésta sólo podía ser destruída por la competencia y la ambición.

Por eso, ellos mantenían y cuidaban una igualdad fraternal.

Este es un sentimiento que siempre anidó en mí, un anhelo que por mucho que el mundo que me rodeaba, no lo mostraba, en mi interior latía con fuerza, y que al estudiar Kabbalah aún tomó más sentido y potencia.

El lema del pueblo esenio era: Ayudar, enseñar y sanar. Profesaban una medicina diferente a la oficial, que curaba además de las enfermedades del cuerpo, las de la mente y las del alma.

Es por todo ello, que puedo decir tras un largo recorrido de búsqueda, que mi alma, por fin, ha logrado reconocer aquéllo que vino a desarrollar como labor en esta encarnación.

Abrirme a la Kabbalah, ha sido como llegar a casa.