Unidad o separación

Explora la enseñanza de la cábala sobre la unidad y la fragmentación del mundo. Aprende cómo nuestras acciones hacia los demás reflejan lo que nos hacemos a nosotros mismos y cómo trabajar desde la unión y la armonía nos conecta con el propósito de la vida y el Árbol de la Vida Eterna. Una guía para cultivar paz, coherencia y conciencia espiritual en el día a día.

a sunset over a mountain range with a sunset
a sunset over a mountain range with a sunset

La cábala nos enseña que aunque este mundo esté fragmentado en apariencia, en el fondo todos formamos parte de la misma Unidad, y por ello, todo lo que parezca que estoy haciéndole al otro, en realidad me lo estoy haciendo a mi, aunque en este plano dimensional no nos resulte tan evidente.

Esto es difícil de comprender por nuestra mente racional, que al no encontrarle una lógica sólida, suele rechazar la idea. Y es que en verdad, se trata de dos realidades cohexistiendo juntas.

En el mundo manifestado, somos individuos bien diferenciados unos de otros, pero nuestra existencia material es debida a otros planos sutiles responsables de darle forma. Nuestro origen pertenece a lo invisible, y en esa raíz, todos somos uno. Así que somos unidad y personaje al mismo tiempo.

Según la cábala, para que este universo fuese creado, fue necesario una ruptura, una fragmentación donde cada parte se sintió exiliada de su origen. Nuestra labor en este plano material es comprender que el sentido de nuestra vida, además de revelar lo oculto que nuestra alma viene a descubrir, es el de volver al origen(unión), pero aquí en la tierra.

Unir aquello que un día se sintió separado. El que vive practicando la unión con los demás, trabaja en coherencia con el sentido de la vida, y por ende, para el bien. El que utiliza su energía y su tiempo de vida en separar, sin saberlo, está sirviendo al mal. Cuando discutimos o nos enemistamos con otros, deberíamos recordarlo.

Eso no significa que tengamos que tomar café con aquellos con los que no hay un trato fácil, pero sí evitar el conflicto y facilitar siempre que sea posible la armonía y la paz. Con ello estaremos sembrando la semilla del Árbol de la vida Eterna y trayendo el cielo a la tierra